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El ruiseñor es una ave muy reconocida por su espléndido canto, y es alabado por los enamorados ya que es un sonido muy amoroso.
Este ruiseñor pasaba los días en un jardín poblado de flores. Todas las mañanas al salir el sol, el distinguido pájaro, comenzaba a cantar. Su canto cautivaba a todo aquel que estuviese a su alrededor.
Con un sol saliente y el hermoso canto del ruiseñor, las mañanas eran verdaderamente hermosas en aquel jardín.
Sin embargo, nunca falta aquél que es incapaz de disfrutar del placer de las pequeñas cosas. En una casa que se encontraba cerca del jardín, vivía un joven apuesto, quien tenía como rutina mañanera, comer pan mientras miraba hacía la calle.
Durante su rutina diaria, dejaba caer migajas de pan.
Pero él no era consciente de ello, puesto que el muchacho no era para nada gentil y siempre esperaba algún beneficio a cambio por sus actos.
Um buen díam el joven apuesto, se enamoró con pasión de una muchacha que era tan insensible y déspota como él.
Sin embargo, el karma existe, y tarde o temprano toda la maldad que hagas terminará volviéndose contra ti.
Porque no existe algo peor que estar enamorado y que esa persona no corresponda tu amor y, por el contrario, te muestre indiferencia.
Así, esta era esa la forma en que la joven trataba al muchacho. El joven buscaba desesperadamente la manera en la que poder llamar la atención de su amada.
Para demostrarle su amor, la muchacha decidió pedirle al joven algo imposible: una rosa roja.
Y aunque la ciudad estaba plagada de rosales, no había uno que tuviese una hermosa rosa roja florecida, ya que no era la temporada.
El joven sentía tristeza y frustración. Pero el buen ruiseñor, sentía mucho estima por este muchacho, puesto que le había alimentado con pan durante muchos años. Tanto es así, que decidió arriesgar su vida para poder cumplir el capricho del muchacho.
El ruiseñor pensó que si cantaba toda la noche al lado de una rosa, su hermoso cantar la haría florecer.
Viendo el plan del ruiseñor, el Dios de los pájaros le dijo que era un plan muy arriesgado y que podría llegar a ser mortal para él. Cantar sin descanso durante mucho tiempo podría llegar a afectarle en gran medida.
Pero al ruiseñor esto no le importó, y una vez caída la noche empezó a cantar sus mejores melodías. Y así se mantuvo durante toda la noche, hasta que llegó el amanecer y cayó muerto víctima del agotamiento.
De pronto, a su lado, se encontraba un rosal precioso, ¡en él había florecido una flor tan roja como la sangre del ruiseñor!
El joven muchacho se limitó a cortar la rosa, mientras miraba con desprecio al que era su único amigo verdadero.
Y es que nunca se sabe de dónde llegará una muestra de amor verdadero. Y es por esta razón que uno debe estar atento y disfrutar lo más mínimo, hasta incluso el canto de un pequeño ruiseñor.